Desarrollando Mis Propias Técnicas Quiroprácticas: Mis Experiencias Como Paciente Y Estudiante
Durante el primer semestre de la universidad, la Pasadena College of Chiropractic, en el sur de California, me accidenté. Me fracturé la última vértebra de la columna. No fui capaz de caminar bien por tres meses. Gracias a mis profesores y compañeros en la clínica de la facultad, me diagnosticaron bien y me trataron con cuidados quiroprácticos. Esta experiencia me sirvió no sólo para mi salud física y emocional sino que me dio la oportunidad de sentir el mismo dolor de los pacientes enfermos y heridos. Durante el año, más de 20 quiroprácticos me trataron, cada uno con su propio estilo y sus propias técnicas. Unos eran muy fuertes, y otros eran muy suaves.
Es inherente en las ciencias quiroprácticas que el tratamiento utiliza la fuerza para manipular y restaurar las funciones a coyunturas o unidades motoras (los lugares donde se conectan dos vértebras, un disco intervertebral, los ligamentos y los músculos) que están adoloridas o disfuncionales. Mis experiencias como paciente influyeron en la forma que trato a mis pacientes. La fuerza que me aplicaban cada profesor y estudiante era diferente. Respondí mejor y aprecié más a los doctores quiroprácticos quienes fueron más suaves con los ajustes.
En aquel año me trataron varios doctores. Yo no dejaría que algunos de esos doctores me trataran más. No tenía nada que ver con mi condición de la columna sino con los métodos y enfoques en la manera del tratamiento además de la forma en que me ajustaron el cuello. Mi opinión es que muchos de los quiroprácticos que me trataron utilizaron demasiada fuerza para lograr un buen resultado.
A pesar de que utilizo la fuerza, yo desarrollé lo que la mayoría de mis pacientes consideran “una técnica y un estilo muy suave”.